miércoles, 21 de noviembre de 2007

HÉCATE

Art by Thalia Took



Hécate era en la mitología griega una diosa de la Luna asociada al inframundo, la brujería y la oscuridad.

Originalmente habría sido una diosa de los partos adoptada en época temprana en la región de Tracia pero originaria entre los carios de Asia Menor y no fue hasta la época de la Grecia helenística que adquiere su relación con la hechicería y su consideración como "Reina de la Noche".

Hesíodo la considera hija de los titanes Perses y Asteria, aunque otras versiones anteriores la hacen hija del Tártaro (personificación del inframundo) pues era una deidad (¿titánide?) pre-olímpica.

Asteria (del griego αστερια, "estrella") era hija de Ceo y Febe, y hermana de Leto, la madre de Apolo y Ártemis.
Asteria habría se habría transformado en la isla del mismo nombre huyendo del acoso de Zeus, y posteriormente habría sido identificada con Delos, la isla en la cual dio a luz su hermana Leto.

De este modo Ártemis y Hécate, ambas diosas lunares, serían primas entre ellas y nietas de Febe, titánide personificación de la Luna (su nombre es el femenino de Febo, el Sol), igual que Selene. Tanto Ártemis como Hécate serían distintos aspectos de Febe, representando Hécate la Luna Nueva (la diosa en su aspecto de Anciana o Hechicera) o, según algunos, el punto astrológico llamado Luna Negra o Luna Oscura (el punto más alejado de la órbita lunar, su apogeo)... la cara oculta de la Luna, la cual dentro de la astrología representa el inconsciente, los deseos ocultos, lo "oscuro" y lo sobrenatural.

Hécate habría sido asociada a Némesis la titánide de la justicia, que posteriormente pasó a ser más conocida como diosa de la venganza, a Hera, como diosa de los partos y a Ártemis.

Hécate estaría también asociada a Core/Perséfone como reina del inframundo, esposa de Hades, a la cual la propia Hécate ayudó a rescatar cuando fue raptada por Hades.
A la propia Hécate se la consideraba señora del inframundo, donde gozaba de ilimitados poderes. Se dice que Perséfone prefería su compañía a la de su propio esposo.

Es curioso el hecho de que, aunque como buen olímpico Hesíodo convierta los poderes de Hécate en un regalo o don de Zeus, al contrario que la mayoría de dioses pre-olímpicos, ésta conserva, aún sin ser considerada una diosa olímpica, la mayor parte de ellos, los cuales Hesíodo menciona como casi ilimitados.
En este sentido existen dos teorías, según una de ellas Hécate habría sido una diosa tan popular en sus orígenes que no se habría podido introducir el nuevo culto a Zeus y los olímpicos suprimiendo sus prerrogativas, de ese modo se la hizo poseedora de un especial favor por parte de Zeus.
Una segunda teoría propone que en la población de origen de Hesíodo habría existido una especial devoción hacia Hécate y que los elogios y alabanzas y la especial consideración que le dedica en la "Teogonía" fueron una forma de promover a su diosa local.

Según la "Teogonía" Hécate habría conservado sus poderes tras la Titanomaquia por luchar en el bando de Zeus durante esta guerra entre titanes y olímpicos.

Hécate era considerada diosa de la magia y la hechicería, y de modo parecido a Hermes, también se la consideraba la diosa suprema de los puntos liminares, es decir, de las fronteras entre el mundo de los vivos y el de los espíritus, de ahí su título de "Reina de los Fantasmas".
Como "Reina de los Fantasmas" se consideraba a Hécate protectora contra los malos espíritus y de hecho su imagen se colocaba, como protección en las fronteras, en las puertas de las ciudades y en las de las casas. Al mismo tiempo, como señora de las fronteras entre nuestro mundo y el Mas Allá, ofenderla podía tener consecuencias terribles, pues podía enviar a los mismos malos espíritus de los que protegía.

Hécate, como la romana Trivia, era también la diosa de las encrucijadas o cruces de caminos, papel que proviene de sus orígenes como diosa de las tierras salvajes e inexploradas.
Este papel como diosa tanto de las fronteras físicas como sobrenaturales lo compartía con Hermes.
En los cruces de caminos solían colocarse hermas (bloques de piedra con el busto del dios Hermes y simbología fálica) o estatuas o máscaras de Hécate en su forma triple.
Al igual que con Artemis, como diosa de la Luna, Hécate era asociada en muchos sentidos con Hermes, de hecho Hécate y Hermes eran los dioses que con más frecuencia aparecían en textos mágicos como los papiros griegos y las defixios romanas.

La representación de Hécate como diosa triple estaba relacionada con su papel de diosa protectora de las fronteras y las encrucijadas, mirando cada uno de sus rostros en diferentes direcciones. Sin embargo también se asocian estas representaciones triples con sus tres aspectos como diosa lunar.
Según Pausanias Hécate no fue representada de forma triple hasta finales del siglo V a.C. Algunos retratos clásicos la muestran como una diosa triple sosteniendo una antorcha, una llave y una serpiente. Otros continuaron mostrándola en su forma simple. En algunos escritos de magia griegos de inspiración egipcia y en los papiros de la Antigüedad tardía era descrita con tres cabezas: una de perro, otra de serpiente y otra de caballo, aunque en general en la Grecia clásica la triplicidad de Hécate se expresaba de una forma más helénica, con tres cuerpos en lugar de cabezas.
Art by Joanna Barnum

Solía representarse a Hécate portando antorchas, las cuales utilizaba como arma, un cuchillo, una llave, flores o una granada.

La antorcha es presumiblemente un símbolo de la luz que ilumina la oscuridad, pues los griegos aseguraron a Hécate en su papel de traedora de la sabiduría. Su cuchillo es una reminiscencia de su origen como diosa de los partos, utilizándolo para cortar el cordón umbilical, así como para romper el vínculo entre el cuerpo y el espíritu al morir. La llave haría referencia al papel de Hécate como guardiana de puertas y del conocimiento sagrado (los himnos órficos la mencionan como «reina de las llaves de todo el Cosmos»). La granada era vista por los antiguos griegos como la fruta del inframundo y símbolo femenino, siendo este un atributo de otras diosas como Hera o Perséfone.

En los llamados Oráculos caldeos Hécate fue también asociada a un laberinto serpentino alrededor de una espiral, conocido como "rueda de Hécate" (el «Strophalos de Hécate»). El simbolismo alude al poder de la serpiente para renacer, al laberinto de conocimiento a través del cual Hécate guíaría a la humanidad y a la llama de la propia vida.

Quizá haya también alguna relación entre este laberinto o rueda de Hécate y Ariadna, a la que se consideraba "Señora del Laberinto".

La perra era el animal más comúnmente asociado a Hécate, quien a veces era llamada la «perra negra» y de hecho se creía que podía manifestarse en esta forma y los ladridos de los perros se consideraban una señal de su cercanía. Posteriormente pasó al imaginario popular acompañada de una jauría de perros fantasmales.

Art by Hrana Janto

La rana, criatura anfibia que vive en dos elementos (tierra y agua) , está también consagrada a Hécate y a la diosa rana egipcia Heqet, con la que a menudo se la asocia.
Como diosa triple, a veces aparecía representada con tres cabezas: de perro, caballo y oso, o de perro, serpiente y león.

El tejo, el ciprés, el álamo negro y el sauce estaban consagrados a Hécate.

Las hojas del álamo negro, oscuras por una cara y claras por la otra, simbolizarían la frontera entre los mundos mientras que el Tejo, quizá por sus hojas y semillas venenosas, estaba fuertemente asociado al inframundo, a la muerte y el renacimiento: La poción del caldero de Hécate contenía «esquejes de tejo» y las bayas de este árbol se creía que, por el poder de Hécate, podían dar sabiduría o la muerte (esto estaba relacionado con la preparación de sustancias alucinógenas a partir de la cantidad correcta de bayas de tejo, que en caso de ser demasiada provocaría la muerte).

Muchas otras hierba y plantas estaban asociadas a Hécate, probablemente debido a su papel como reina de las brujas y diosa de la hechicería, pues las "brujas" o curanderas de la antigüedad eran mujeres que poseían un extenso conocimiento de las hierbas y sus propiedades: el ajo, las almendras, la lavanda, el tomillo, la mirra, la artemisia, la menta, el diente de león...entre otras, habrían estado consagradas a Hécate, además de varios venenos y alucinógenos como la belladona, la cicuta, la mandrágora, el acónito (conocido como "hecateis") o el opio.

El principal templo de Hécate se encontraba en Lagina, donde la diosa era servida por eunucos, y en Grecia se celebraban festivales en su honor el 13 de Agosto y el 30 de Noviembre, mientras que los romanos le consagraron el 29 de cada mes.

Algunos de los epítetos por los que se conocía a Hécate eran: Cthonia (Χθονια, ‘de la tierra’), Krataeis ("poderosa"), Enodia (Ενοδια, "de los caminos"), Propylaia ("delante de la puerta"), Propolos ("la que dirige"), Phosphoros ("portadora de la luz"), Prytania ("reina de los muertos"), Klêidouchos ("guardiana de las llaves"), Tricéfala ("de tres cabezas") y Trioditis ("tres caminos", Trivia en latín, epíteto con el que los romanos también designaban a Diana Trivia como diosa de los cruces de caminos, consideración que recibió Diana al ser el equivalente romano de Ártemis, asociada a su vez con Hécate).

El papel de Hécate en los mitos y leyendas es casi inexistente, y cuando aparece es un personaje secundario. No tenía ningún consorte habitual y permaneció soltera, lo cual de nuevo parece demostrar la gran influencia y poder de esta deidad en sus orígenes, pues recordemos que los matrimonios y uniones entre las diosas y ninfas locales preexistentes con los olímpicos fueron una forma de introducción del orden patriarcal.
Pese a no conocerse ninguna aventura amorosa de Hécate se la considera madre de Escila, la doncella que fue transformada en un monstruo marino y que, junto a la también monstruosa Caribdis, guardaba el estrecho de Messina.
Algunas versiones también consideran a Hécate madre de las hechiceras Circe y Medea, aunque en la mayoría de las versiones eran simples sacerdotisas de la diosa.

La figura de Hécate siguió estando asociada a la brujería mucho después de la desaparición de la Grecia Clásica y el Imperio Romano. El cristianismo rodeó la figura de Hécate de un aura maléfica y connotaciones negativas, a menudo asociándola a Lilith y al diablo.
En este sentido debemos aclarar que si bien desde la Grecia helenística Hécate estaba asociada a la oscuridad, la hechicería y la muerte, no podemos ver estos atributos desde un punto de vista cristiano, pues entre las culturas paganas tanto el inframundo como la muerte, o la brujería, estaban exentos de las connotaciones maléficas que recibieron posteriormente, poseyendo un carácter, aunque sobrenatural, mucho más neutral, lejano a la concepción del bien y el mal cristiana.


Art by Jessica Galbreth

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, muy chévere la información referente a La diosa, uno que otro detalle me era desconocido de la información que usualmente se puede encontrar. :)

HécateF

Unknown dijo...

Hola, muy chévere la información referente a La diosa, uno que otro detalle me era desconocido de la información que usualmente se puede encontrar. :)

HécateF

A.Z. dijo...

Maravilloso!! Apasionante!! Gracias mil por esforzarte en compartir conocimientos trascendentes y de poder!! Dónde estes q la felicidad & luz te acompañe!! Un abrazo compañera Hekatiana Verenakis.

A.Z. dijo...

Maravilloso!! Apasionante!! Gracias mil por esforzarte en compartir conocimientos trascendentes y de poder!! Dónde estes q la felicidad & luz te acompañe!! Un abrazo compañera Hekatiana Verenakis.