miércoles, 21 de noviembre de 2007

NATURALEZA Y HECHOS DE ÁRTEMIS EN "LOS MITOS GRIEGOS" DE ROBERT GRAVES

"Artemis, hermana de Apolo, está armada con arco y flecha, y como él posee el poder de enviar plagas o la muerte súbita a los mortales y también el de curarlos. Es la protectora de los niños pequeños y de todos los animales que maman, pero también adora la caza, especialmente la de venados.
Cuando tenía tan solo tres años de edad, estando un día sentada en las rodillas de su padre Zeus, este le preguntó que regalos deseaba.
Artemis le respondió sin dudar: «Te ruego que me concedas la virginidad eterna, y me des tantos nombres como tiene mi hermano Apolo, un arco y flechas como los suyos, el don de traer la luz, una túnica de caza color azafrán con un borde rojo que me llegue hasta las rodillas, sesenta jóvenes ninfas oceánicas, todas de la misma edad, para que sean mis damas de honor, veinte ninfas fluviales de la cretense Amnisos para que cuiden de mis borceguíes y alimenten a mis sabuesos cuando no salgan a cazar; todas las montañas del mundo y, finalmente, cualquier ciudad que elijas para mí, pero bastará con una, porque me propongo vivir en las montañas la mayor parte del tiempo. Por desgracia, las parturientas me invocarán con frecuencia, pues mi madre Leto me tuvo y me dio a luz sin dolores, y las Parcas me han hecho, por lo tanto, patrona del parto».
Se estiró para acariciar la barba de Zeus, quien sonrió con orgullo y dijo: «¡Con hijas como tú no tengo por qué temer la ira celosa de Hera. Tendrás todo eso ymás: no una, sino treinta ciudades, y una parte será tuya en muchas otras, tanto en tierra firme como en las islas. Y desde ahora te nombro guardiana de sus caminos y puertos».
Artemis le dio las gracias, saltó de sus rodillas y se dirigió en primer lugar al monte Leuco en Creta y después al océano, donde eligió a numerosas ninfas de nueve años como acompañantes, a las que sus madres dejaron ir complacidas
Por invitación de Hefesto fue luego a visitar a los Cíclopes en la isla de Lipara y les encontró forjando una gamella para los caballos de Posidón. Brontes, que había recibido órdenes de complacer todos sus deseo, la sentó en sus rodillas, pero ella, incómoda con sus carantoñas, le arrancó un mechón de pelo del pecho, dejándole allí una calva hasta el día de su muerte; que a cualquiera haría pensar que tenía la sarna. A las ninfas les aterrorizó el aspecto salvaje de los Cíclopes y el estrépito de su fragua, y con razón, pues siempre que una niña era desobediente su madre la amenazaba con mandarle a Brontes, Arges o Estéropes. Pero Artemis les pidió sin ningún reparo que abandonaran por un instante la gamella de Posidón y le hicieran a ella un arco de plata con una aljaba llena de flechas, a cambio de lo cual ella les daría para comer la primera presa que cazase. Con esas armas fue a Arcadia, donde Pan estaba ocupado descuartizando un lince para dar de comer a sus perras y cachorros. Le dejó a Ártemis tres tres sabuesos de orejas gachas, dos abigarrados y uno moteado, capaces los tres juntos de arrastrar leones vivos hasta sus perreras, y siete veloces galgos de Esparta.
Habiendo capturado vivas a dos parejas de ciervas, las unció a un carro de oro con bocados dorados y puso rumbo al norte por el monte Hemo de Tracia.
En el Olimpo misio se fabricó su primera antorcha de pino y la encendió con las pavesas de un árbol derribado por un rayo. Cuatro veces probó su arco de plata: sus dos primeros blancos fueron árboles, el tercero un animal salvaje, y el cuarto una ciudad de hombres injustos.
Luego regresó a Grecia, donde las ninfas amisias desuncieron a sus ciervas, las almohazaron, las alimentaron con el trébol que crece al instante en la dehesa de Hera del cual comían también los corceles de Zeus y les dieron de beber en abrevaderos de oro.
En una ocasión el dios fluvial Alfeo, hijo de Tetis, se atrevió a enamorarse de Artemis y la persiguió a través de Grecia, pero ella llegó a Letrini, en Elide (o, según dicen algunos, más lejos, hasta la lejana isla de Ortigia, cerca de Siracusa), donde se embadurnó la cara y todas las de sus niinfas con lodo blanco para que nadie la distinguiera entre ellas.
Alfeo se vio obligado a retirarse, siendo objeto de risas burlonas.

Artemis exigía a sus compañeras la misma castidad que practicaba ella. Cuando Zeus sedujo a una de ellas, Calisto, hija de Licaón, Artemis observó que estaba encinta. La transformó en una osa y llamó a la jauría, que la habría perseguido hasta destrozarla de no ser porqué Zeus la llevó al cielo, poniendo después su imagen entre las estrellas. Pero algunos dicen que fue el mismo Zeus quien transformó a Calisto en una osa y que la celosa Hera hizo que Artemis la cazase por error. El hijo de Calisto, Arcas, fue salvado y se convirtió en antepasado de los arcadios.
En otra ocasión Acteón, hijo de Aristeo, se hallaba recostado en una roca cerca de Orcomenes cuando por casualidad vio que Ártemis estaba bañándose en un arroyo cercano y y se quedó contemplándola.
Para evitar que se le ocurriese jactarse ante sus compañeros de que ella se había mostrado desnuda en su presencia, lo transformó en un ciervo e hizo que lo despedazara su propia jauría de cincuenta sabuesos."



La Doncella del Arco de Plata, a la que los griegos incluyeron en la familia olímpica, era el miembro más joven de la Tríada de Ártemis. Siendo «Ártemis» un título más de la triple diosa Luna que, por lo tanto, tenía derecho a alimentar a sus ciervas con trébol, símbolo de la trinidad. Su arco de plata representaba a la luna nueva. Pero la Ártemis olímpica era más que una doncella. En otros lugares, como por ejemplo en Éfeso, era adorada en su segunda persona, es decir, como Ninfa , una Afrodita orgiástica con un consorte varón, siendo sus principales emblemas la palmera , el ciervo y la abeja Sus poderes en la obstetricia pertenecen más bien a la Vieja, lo mismo que sus flechas mortales; y las sacerdotisas de nueve años son un recordatorio de que el número mortal de la luna es tres veces tres.
Recuerda a la «Señora de las Cosas Salvajes» cretense, aparentemente la suprema Diosa-Ninfa de las arcaicas sociedades totémicas; y el baño ritual en el que la sorprendió Acteón, tal como las ciervas de su carro y las codornices de Ortigia, parecen más apropiados para la Ninfa que para la Doncella.
Acteón era, al parecer, un rey sagrado del culto al ciervo pre-helénico, despedazado al final de su reinado de cincuenta meses, es decir la mitad de un Gran Año, mientras que su sucesor reinaba el resto del año. La ninfa se bañaba después, y no antes, del asesinato, como era debido. Existen numerosos paralelismos de esta costumbre ritual en los mitos irlandeses y galeses y en una fecha tan tardía como el siglo I de nuestra era, un hombre vestido con piel era periódicamente perseguido y asesinado en el monte Liceo de Arcadia (Plutarco: Cuestiones griegas 39). Los sabuesos eran probablemente blancos con orejas rojas, como los «sabuesos del Infierno» de la mitología céltica. Hubo una quinta cierva con cuernos que se le escapó a Ártemis

El mito de su persecución por Alfeo parece modelado sobre la base de la infructuosa persecución de éste a Aretusa, quedando ella convertida en fuente y él en rio, y es posible que hayan sido inventados para explicar el yeso y la arcilla blanca con que las sacerdotisas de Ártemis Alfea se embadurnaban los rostros en Letrini y Ortigia en honor de la Diosa Blanca. Alph significa tanto blancura como producto cereal; alphos es lepra; alphe, beneficio; alphiton, cebada perlada, y Alphito en la Diosa Blanca del Cereal en su aspecto de Cerda. La estatua más famosa de Ártemis en Atenas la llamaban «la del rostro blanco» (Pausanias: i.26.4). El significado de Ártemis es dudoso: puede provenir de artemes,«de miembros fuertes» ; de artao, ya que los Espartanos la llamaban Artamis,«la que despedaza»; o de airo y themis "la suprema emplazadora". También es posible que themis signifique «agua», porque la luna era considerada origen de todas las aguas.
Ortigia, «isla de las codornices», cerca de Délos, estaba también consagrada a Ártemis.
El mito de Calisto tiene por finalidad explicar las dos niñas vestidas de osas que aparecían en el festival ático en honor de Artemis Brauronia, y de la tradicional relación entre Ártemis y la Osa Mayor. Pero se puede presuponer una versión anterior del mito en la que Zeus seduce a Ártemis, aunque ella se transformó antes en una osa y luego se embadurnó el rostro con yeso para intentar escapar de él.
Ártemis era originalmente la regente de las estrellas, pero las tuvo que ceder a Zeus.
La razón de que le arrancara el pelo a Brontes es dudosa. Quizás Calímaco se refería en broma a algún conocido cuadro que representaba el acontecimiento y en el que podría haberse levantado la pintura correspondiente al pecho del cíclope.
Como «Señora de las Cosas Salvajes», o patrona de todos los clanes totémicos, se ofrecía anualmente a Ártemis un holocausto vivo de animales, plantas y pájaros totémicos. Este sacrificio sobrevivió en la época clásica en Patras, ciudad de Calidonia (Pausanias: iv.32.6); donde se llamaba a la diosa Artemis Lafria. En Mesenia recibía un sacrificio análogo delos Curetes, representantes de un clan totémico; y se conoce otro en Hierápolis, donde las víctimas eran colgadas de los árboles de un bosque artificial creado dentro del templo de la diosa (Luciano: Sobre la diosa siria 41).
El olivo estaba consagrado a Atenea, la palmera a Isis y Lat. Un sello de abalorio de la época minoica media que me pertenece muestra a la diosa de pie junto a una palmera, vestida con una falda de hojas de palmay sosteniendo una pequeña palmera en su mano mientras observa a un ternero de Año Nuevo que nace entre un racimo de dátiles. Al otro lado del árbol se halla un toro moribundo, evidentemente el toro real del Año Viejo.

"Los Mitos Griegos" Robert Graves

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