Situado en la ciudad de Delfos (la cual hoy en día ya no existe), al pie del monte Parnaso, se encontraba el Oráculo de Delfos, en el interior del templo dedicado al dios solar Apolo.
Desde fechas tan remotas como el tercer milenio a.C Delfos había sido un importante centro religioso.
Según la leyenda Zeus soltó dos águilas desde cada extremo de la Tierra y ambas se cruzaron en Delfos, señalando así el centro del mundo, en el cual se colocaría la piedra sagrada "omphalos" ("ombligo"), la cual, según la leyenda, era la misma que Rea había entregado a Cronos para que la engullese en lugar de al recién nacido Zeus.
En un principio el lugar donde luego se levantaría Delfos estaba consagrado a Gea o Gaia, diosa de la Tierra de primera generación, y allí se encontraba un oráculo dedicado a ella.
Según algunas versiones se encontraba custudiado por la serpiente gigante Pitón, consagrada también a Gea, a la cual Apolo dio muerte para hacerse con el oráculo, mientras que en la "Ilíada" Homero nos cuenta que era el monstruo Tifón (hijo de Gea y Tártaro o, según la versión Homérica de la Hera minoica) , al cual se representaba o bien como un huracán destructor o como un monstruo alado cuya morfología, variable también según las distintas versiones, se asemejaba a la de una serpiente (de hecho estaba asociado a la monstruosa serpiente Apofis, perteneciente a la mitología egipcia).
Ambas versiones tratan de dar explicación a la etimología relacionada con el lugar, ya que el templo de Apolo era llamado también "Pition" (Πυθιoν) y al mismo Apolo en Delfos se le llamaba Apolo Pitio, mientras que a la sacerdotisa oracular por cuya boca se suponía que hablaba el propio Apolo se le llamaba "Pitia" o "Pitonisa" (Πυθια)
En la versión en la cual Apolo da muerte a la serpiente Pitón el nombre se debería al del propio monstruo, mientras que en el caso de Tifón, Apolo habría enterrado los restos del monstruo en el lugar donde fundaría su templo y habría llamado al lugar "Phyto" ("pudrir"), pues allí se pudriría el cuerpo de Tifón.
Sin embargo, el hecho de que Apolo diese muerte a Pitón, consagrado a Gea, provocó la furia de Zeus, quien castigó al dios solar a abandonar el Olimpo y pasar nueve años en la Tierra, tiempo durante el cual trabajo como pastor para Admeto, rey de Tesalia ( a quien más tarde recompensaría por su buen trato concediéndole la inmortalidad). Este hecho explica que, además de sus facetas de dios del sol y la luz, la medicina, la música, la poesía y las artes proféticas, Apolo fuese también considerado dios de los pastores y que se acostumbrase a sacrificar en su honor un lobo (la "pesadilla" de cualquier pastor).
Volviendo a la fundación de Delfos, tras dar muerte al monstruo (ya fuera este Pitón o Tifón), Apolo se transformó en delfín (de ahí el topónimo de Delfos) y desvió una nave cretense, cuya tripulación formaría el primer estamento de servidores del templo.
Según otras versiones de la leyenda el topónimo "Delfos" proviene del, en este caso dragón, Delfine (que ocupa el lugar de Pitón o Tifón en las anteriores versiones), quien custodiaba el lugar.
El Oráculo de Delfos se encontraba en el centro del templo dedicado a Apolo y su importancia llegó a ser extraordinaria. A él acudían todo tipo de visitantes para consultar el oráculo, entre ellos reyes de todos los rincones del Mediterráneo y de Oriente Próximo.
Las respuestas del oráculo eran transmitidas por la Pitia, la sacerdotisa del oráculo, quien en estado de trance se suponía que recibía las respuestas del propio dios, e interpretadas por un grupo de sacerdotes del templo.
A la Pitia se le elegía entre varias candidatas sin ninguna distinción de clase; únicamente se le obligaba a que su actitud y costumbres fueran intachables y a que viviera toda su vida entre los muros del templo.
Durante los siglos de apogeo del oráculo fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces. Sin embargo en los tiempos de decadencia sólo hubo una, suficiente para los pocos y espaciados oráculos que se requerían.
Según el historiador griego Diodoro de Sicilia las primeras pitonisas eran jóvenes vírgenes.
Pero tras la violación de una de ellas por parte de un consulatante, la Pitia o las Pitias fueron elegidas entre mujeres maduras, generalmente simples campesinas.
De ella no se requería ningún don especial, ya que se las consideraba simples instrumentos del dios Apolo.
Aún así, la importancia de la Pitia era muy grande, teniendo en cuenta la situación de la mujer en la Grecia Clásica, una sociedad profundamente "masculina"
Según algunas tradiciones, la primera pitia o pitonisa que actuó en el oráculo de Delfos se llamaba Sibila, y su nombre se generalizó y se siguió utilizando como nominativo de esta profesión. Sin embargo, ni Homero ni Hesíodo mencionan a la Sibila (o sibilas), sino que esta es mencionada por vez primera por Heráclito de Éfeso (544 a.C- 484 a.C), por lo cual se cree que las sibilas podrían ser oriundas de Asia y que en cierto modo sustituyeron a las antiguas pitias.
Se cree que la Pitia realizaba las profecías en un estado de trance provocado por vapores tóxicos que ascendían por una grieta situada bajo el trípode sobre el que la sacerdotisa se sentaba y por la ingestión de hojas de laurel, las cuales, ingeridas o masticadas en grandes cantidades son también tóxicas.
Recientes hallazgos geológicos apoyan la posibilidad de que el estado de trance de la Pitia fuese inducido por gas etileno, un potencial alucinógeno.
A pesar de que Apolo era el dios principal del santuario, durante los meses de invierno este "abandonaba" el santuario, ocupando su lugar el dios Dionisos.
Apolo no regresaba hasta la primavera, en el día séptimo del mes Bysios , fecha que según se creía era el aniversario de su nacimiento.
Debido a que el templo estaba "compartido" por Apolo y Dionisos (durante el S.V d.C se estableció el culto a Asclepio) se hizo una ornamentación distinta en los tímpanos del gran templo. En el tímpano del este se esculpió la tríada apolínea (Apolo, Artemisa, y Leto) y en el del oeste el "tiaso", que era la reunión de fieles que celebraban el culto a Dionisos.
En torno a Delfos se desarrolló toda una serie de ceremonias rituales que debían seguir todos aquellos que acudiesen a consultar el oráculo, fuese cual fuese su condición.
El oráculo se celebraba un día al mes, el día 7 que como ya hemos dicho se consideraba la fecha del nacimiento de Apolo, y por tanto un día sagrado para el dios.
Una vez llegados al templo de Apolo, ascendiendo el Monte Parnaso por la Via Sacra, los consultantes debían purificarse en las aguas de la fuente Castalia (la cual estaba rodeada de un bosquecillo de laureles consagrado a Apolo en el cual, según la leyenda, se reunían musas, ninfas y náyades para cantar mientras Apolo tocaba la lira).
Tras la purificación se tenía que presentar como ofrenda una especie de pastel sagrado y un carnero negro (el cual se dice que tenía que ser lavado con agua y asegurarse de que tras el "baño" temblaba de arriba abajo, pues esta era la señal de que el oráculo estaba dispuesto a responder a las preguntas).
A continuación el consultante debía pagar las tasas correspondientes y esperar su turno.
Se conoce poco sobre el rito que se seguía en el oráculo. Se sabe que la Pitia, tras purificarse con un baño ritual y otros ritos en los que se incluía el ayuno, se sentaba en un trípode que estaba en un espacio llamado "adyton" , en lo más profundo del santuario (Αδυτων significa "fondo del santuario" y τo αδυτoν significa "lugar sagrado de acceso prohibido") donde respiraba la exhalación sagrada ("pneuma enthousiastikon") .
La Pitia, en estado de trance, daba respuestas que un sacerdote interpretaba y escribía en forma de verso. En los primeros tiempos, las sentencias de la pitonisa se escribían en verso,pero más tarde (supuestamente debido a las suspicacias que habría causado la mala calidad de los versos, siendo Apolo el dios de la música y la poesía) las profecías pasaron a entregarse en prosa.
Uno de los enigmas con el que se enfrentan los estudiosos del tema es el gran número de aciertos que tuvo el oráculo de Delfos. La fe en él era total, incluso si se equivocaba porque en ese caso se consideraba que el fallo estaba la interpretación de lo dicho y no en la profecía del oráculo.
De todas formas, el oráculo era tan famoso por su eficacia como por su ambigüedad, pues sus respuestas eran bastante enigmáticas y siempre estaban abiertas a distintas interpretaciones.
La historia del oráculo está plagada de anécdotas de este tipo, en las cuales las respuestas pueden ser interpretadas de manera totalmente contraria. De hecho, las opiniones de los propios autores antiguos estaban divididas: Plutarco, quien fue sacerdote de Delfos, Heráclito y Platón defendían el oráculo, mientras que Esquilo, Eurípides y Tucídides se muestran escépticos.
El historiador Heredoto afirmaba creer en el principio del oráculo, pero reconocía que Delfos no estaba libre de corrupción, y de hecho, el oráculo, que era consultado por los propios reyes, fue utilizado en ocasiones como una poderosa arma política.
Se cree que el primer templo de Delfos data de finales del segundo milenio a.C y se sabe con seguridad que en el siglo VIII A.c ya existían recintos sagrados en este lugar.
El oráculo de Delfos vivió su apogeo desde aproximadamente el siglo VI a.C, en el cual se comenzaron a organizar de nuevo los Juegos Píticos, que según la leyenda habían sido instaurados por el propio Apolo tras dar muerte a la serpiente Pitón. En un principio los Juegos Píticos se celebraban cada ocho años y posteriormente pasaron a alternarse con los juegos Olímpicos, cada cuatro.
También en el siglo VI a.C la anfictonía, una liga religiosa formada por doce pueblos pertenecientes a Grecia Central, decidió trasladar su sede al santuario de Apolo en Delfos (sin por ello abandonar el templo que hasta entonces había sido su sede central, el de Deméter, en Antela, cerca de las Termópilas). A raiz de esta decisión comenzaron las llamadas "guerras sagradas" por el control y la supremacía sobre el santuario de Delfos.
Un incendio destruyó el santuario de Apolo en el año 548 a.C y hasta el año 505 a.C no se terminó el nuevo templo, cuya reconstrucción fue financiada, según cuenta Heredoto, por la familia de los Alcmeónidas.
Sin embargo, un terremoto destruyó el templo construído por los Alcmeónidas en ek 373 a.C.
Durante los siglos II y III a.C el santuario de Delfos volvió a vivir un período de renovado esplendor.
Finalmente, en el siglo I a.C comezó su decadencia, la cual se extendió lentamente hasta el S. III.
Poco a poco se fue reduciendo el número de visitantes y fieles y Delfos perdió su importancia tanto como oráculo como centro social.
Ya Plutarco (46- 125) , en sus "Diálogos Píticos" comenta la sensación de abandono y decadencia que producía el Templo de Delfos.
En el siglo III los hérulos, godos y bastarnos, recorrieron toda la Grecia Central, Ática y el Peloponeso, arrasando y saqueando. En Delfos destruyeron algunas de las estatuas que pudieran quedar en pie y el resto se vino abajo después del edicto de Teodosio el Grande, emperador romano (c. 346-395), con el que se pretendía acabar con todos los "ídolos del paganismo", clausurando así el oráculo de Delfos, que cesó su actividad el año 390 d.C.
De hecho, el último oráculo conocido data del 362, durante el breve reinado de Juliano el Apóstata, quien envió a su amigo y médico Oribase con la intención de restaurar el templo y recibió del oráculo la respuesta: "Dile al rey que el templo glorioso ha caído en ruinas; Apolo ya no tiene techo sobre su cabeza; las hojas de los laureles están silenciosas, las fuentes murmurantes y los arroyos proféticos están muertos."
Durante el S. V Delfos fue la sede de un arzobisopado y se construyeron algunas iglesias utilizando como material el mármol de los monumentos anteriores; sus ruinas se fueron recubriendo y se construyó una pequeña ciuda, la cual fue creciendo a lo larog de los siglos.
La ubicación del famoso santuario de Apolo era desconocida para los hisroriadores y arqueólogos del S. XVIII, hasta tal punto fue enterrado y olvidado éste.
Finalmente, en el 1840 comenzaron las excavaciones en el por entonces poblado de Castri, el cual en 1881 se trasladó y reconstruyó en un nuevo emplazamiento (la actual ciudad llamada Dhirfis -"Delfos") para permitir que prosiguieran las excavaciones.
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