Los griegos fueron unos magníficos astrónomos, herederos de la tradición mesopotámica, persa y egipcia.
Sus aportaciones sentaron las bases de la astrología y la astronomía modernas.
Pusieron nombre a todas las constelaciones del hemisferio septentrional, que en su mayoría tomaron nombres de personajes mitológicos.
Los astrónomos clásicos conocían solo cinco planetas, los cuales han pasado a nosotros bajo su nombre latino (a través de los romanos): el que quedaba más próximo, Mercurio (Hermes), tomó el nombre del mensajero de los dioses por ser el que se movía con mayor rapidez. Venus (Afrodita), la diosa más hermosa del Olimpo, dio nombre al planeta más brillante (después del Sol y la Luna). Marte (Ares) tomó su nombre del dios de la guerra por su color rojo y Júpiter (Zeus) recibió el nombre del más importante de los dioses por ser el más grande.
Los romanos identificaron a Saturno, el planeta más distante para los antiguos, con el titán Cronos. En su honor se celebraban las Saturnales cada vez que el Sol entraba en capricornio (el signo zodiacal sobre el que rige Saturno).
Posteriormente los astrónomos que pusieron a los tres planetas descubiertos más tarde respetaron la tradición. Urano lleva el nombre del padre de Saturno (Cronos), con lo que las tres generaciones de dioses del cielo : Júpiter (Zeus), Saturno (Cronos) y Urano (padre de Cronos) quedaron representadas en el cielo respetando el orden cronológico.
El octavo planeta, Neptuno, descubierto en el S.XIX, tomo su nombre del hermano de Júpiter (Zeus), el Poseidón de los griegos.
El último planeta en descubrirse (1930) lleva el nombre de Plutón (Hades) en alusión al otro hermano de Júpiter (Zeus), dios del inframundo.
Los griegos reconocieron y nombraron, además, cuarenta y ocho constelaciones (en 1928 el número de las constelaciones se fijó en 88). Doce de estas constelaciones, conocidas como las del zodiaco, forman parte de la elíptica imaginaria que rodea la tierra, sin embargo la constelación Ophiuchus también se halla en la elíptica por lo que en realidad serían trece las constelaciones zodiacales.
Cignus, el Cisne, era la constelación que representaba a Zeus transformado en este animal para seducir a Leda, reina de Esparta, quien esta unión puso un huevo del que nacieron los gemelos Cástor y Pólux y Helena y Clitemnestra (siendo Helena y Pólux inmortales e hijos de Zeus, mientras que Cástor y Clitemnestra serían hijos de Tindareo, el esposo de Leda).
Según otras leyendas Cignus, el Cisne, es Orfeo, quien fue transformado en cisne a su muerte y colocado en el cielo junto a su lira (la constelación Lyra). También se relaciona a la constelación del cisne con Cicno, amante de Faetón, hijo de Helios (el dios del Sol), que murió abatido por el propio Zeus al perder el control del carro solar de su padre. Cicno se habría sumergido en el río Erídano para buscarlo tras su muerte, en tantas ocasiones, que los dioses apiadados lo transformaron en cisne y lo colocaron en el cielo en forma de constelación.
Orión, el Cazador, quizá la más conocida de las constelaciones, debe su nombre al hijo de Poseidón y Euríale, a quien por su arrogancia, Hera ( Artemisa en otras versiones) envió un escorpión (representado en la constelación zodiacal de Scorpius) para que lo mordiese en el talón, provocando así su muerte. Desde entonces ambos son enemigos y ocupan posiciones diametralmente opuestas en la bóveda celeste: Cuando Escorpio sale por el horizonte, Orión se oculta huyendo del animal que causó su muerte.
Según otra leyenda fue el propio Zeus quien envió al escopión, atendiendo a las quejas del titán Atlas, a cuyas hijas, las Pléyades, el cazados acosaba incansablemente. O en otas ocasiones se narra que fue el propio Orión quien pisó accidentalmente al animal tras arrancarse los ojos en un arrebato de celos.
Las constelaciones de Canis Major (Can Mayor) y Canis Minor (Can Menor) serían según la leyenda, los perros del Cazador, Orión. La estrella más brillante de Canis Minor lleva el nombre de Procyon que significa "antes que el perro" en referencia a su aparición inmediatamente antes que la estrella del Perro (Sirio), la cuel se encuentra en la constelación de Canis Major.
Lepus, la Liebre, constelación al sur de Orión, se consideraba perseguida por éste.
Taurus o Tauro, el Toro, es una de las constelaciones zodiacales. Representa la forma que Zeus tomó para seducir a Europa , princesa Fenicia, de cuya unión nació el famoso minotauro.
Gemini o Géminis, los Gemelos, no son otros que los ya mencionados Cástor y Polideuco (más conocido por su nombre romano, Pólux) , hijos de Tíndaro y Zeus, respectivamente, con Leda. Pólux rechazó su condición de inmortal si no podía compartirla con su gemelo, así que Zeus les permitió alternar sus días entre el Olimpo y el Hades y los inmortalizó en el firmamento.
La constelación del Auriga es, según algunas leyendas, Mirtilo, hijo de Hermes y Fetusa, auriga de Enómao.
La hija de Enómao, Hipodamia, era célebre por su belleza y numerosos pretendientes acudían a pedir su mano. Su padre, para deshacerse de ellos, los retaba a una carrera de carros, la cual siempre ganaba, pues sus caballos eran de origen divino, siendo el castigo por la derrota, la muerte.
Sin embargo, la joven Hipodamia se enamoró perdidamente de uno de sus pretendientes, Pélope, y juntos sobornaron a Mirtilo para que perdiera la carrera, El auriga cambiólos calvos de hierro del carro por unos de cera, los cuales, evidentemente, no resistieron la carrera y muriendo así Enómao, arrastrado por sus propios caballos.
Tras el accidente, Pélope mata a Mirtilo arrojándolo al mar, razón por la cual éste maldice en su caída a la raza de Pélope y es ascendido por Hermes al firmamento.
Según otra leyenda, la constelación del Auriga representa a Erictonio, quien nació del semen derramado de Hefesto cuando éste intentó violar a Atenea. Educado por ésta habría sido el invento de la cuadriga, razón por la cual la conduce por el firmamento.
Hydra, representa, según la versión más extendida, a la Hidra de Lerna, a la cual se enfrentó Heracles (Hércules), ya que según esta leyenda, cuando Hércules estaba a punto de derrotar a la serpiente gigante, Hera le envió un cangrejo gigante para ayudar a la hidra a derrotarlo, sin embargo Hércules venció y dio muerte a ambos seres, los cuales fueron inmortalizados en el firmamento por Hera en agradecimiento a sus servicios.
La hidra era, en la mitología griega, un monstruo acuático gigante con forma de serpiente e innumerables cabezas.
Según otra versión el origen de esta constelación se debe a que el dios Apolo envía a un cuervo a buscar agua, pero éste descansa en el viaje y, cuando finalmente recoge agua en una taza, trae también una serpiente acuática, como excusa. Según el mito, Apolo se da cuenta del engaño y, enojado, lanza al cuervo, la taza y la serpiente al cielo. Este leyenda explicaba la cercanía de Hydra a las constelaciones de Crater y Corvux.
Cancer, otra de las constelaciones zodiacales, es, como ya hemos dicho, el cangrejo enviado por Hera, junto con la Hidra, con el fin de derrotar a Heracles en uno de sus doce trabajos.
La Ursa Major u Osa Mayor (también conocida como el Carro Mayor o La Hélice) representaba para los griegos, no un oso, sino tres manzanas de oro en el árbol del jardín de las Hespérides (quienes se hallaban representadas en la constelación de la Ursa Minor u Osa Menor).
Las Hespérides ("hijas del atardecer") eran ninfas que custodiaban el jardín de Hera, donde se hallaba un manzano cuyos frutos dorados proporcionaban la inmortalidad
Uno de los doce trabajos de Heracles fue conseguir una de las manzanas de este árbol.
Sin embargo, la constelación de la Osa Menor no fue considerada como tal hasta el S. VI, pues para los griegos eran siete estrellas que representaban a las Hespérides (que en otras leyendas eran solo tres).
Entre la Osa Menor y la Osa Mayor está la constelación del Draco, el Dragón, que representaría a el dragón de cien cabezas que custodiaba el árbol de las manzanas doradas y cuya constelación parece estar protegiendo las «manzanas» de la Osa Mayor. Por otro lado, la estrella Polaris, la Estrella Polar, perteneciente a la constelación de la Osa Menor, estaba asociada por su posición a Atlas, el hombre que sujetaba sobre sus hombros la bóveda celeste, el cual en algunos mitos es padre de las Hespérides, razón por la cual Heracles lo convence para que le traiga una de las manzanas de oro mientras él sujeta en su lugar el cielo. Al volver, Atlas se niega a ocupar de nuevo su lugar, pero Heracles lo engaña de nuevo pidiéndole que le libre de su carga durante unos instantes para poder colocarse su capa sobre los hombros y soportar así mejor el peso. El titán Atlas habría sido condenado por Zeus a sujetar la bóveda celeste pues fue el jefe de los titanes en la Titanomaquia, la guerra entre los titanes (dioses primigenios) y los dioses "olímpicos". Las Híades, un cúmulo estelar abierto dentro de la constelación de Tauro, también eran consideradas hijas de Atlas, al igual que las Pléyades, que también constituyen un cúmulo estelar abierto dentro de la constelación de Tauro. De las Híades, "las hecedoras de lluvia" eran originariamente en la mitología griega las ninfas que cuidaron a Dioniso y que fueron transformadas en estrellas por Zeus. En una versión más tardía se las consideraba hermanas de Hiante, a cuya muerte, desoladas, murieron de pena, siendo transformadas en constelación. Las Pléyades ("palomas") , por su parte, eran siete hermanas, hijas de Atlas y la ninfa Pléyone, niñeras de Dioniso junto con sus hermanastras las Híades, y ninfas del cortejo de Artemisa. En el cúmulo abierto de las Pléyades sólo seis de las estrellas brillan intensamente. La séptima, Mérope, lo hace débilmente porque está eternamente avergonzada de haber mantenido relaciones con un mortal. Algunos mitos también dicen que la estrella que no brilla es Electra, en señal de luto por la muerte de Dárdano (hijo que tuvo con Zeus) . Tras ser Atlas obligado a cargar sobre sus hombros con la bóveda celeste, Orión persiguió incansablemente a las Pléyades, y Zeus terminó por transformarlas primero en palomas y luego en estrellas para consolar a su padre. Se dice que la constelación de Orión sigue persiguiéndolas por el cielo nocturno.
Leo, el Leon, es otra de las constelaciones zodiacales y representa al León de Nemea, hijo de Tifón y Equidna, a quien Zeus inmortalizó en el firmamento para dar fe de la hazaña de su hijo Heracles, quien lo mató con sus propias manos y a partir de entonces llevó su piel (que ningún arma podía atravesar) como capa.
La constelación Cassiopeia recibe su nombre de la esposa de Cefeo y madre de Andrómeda, a la cual también encontramos inmortalizada en una constelación.
La reina Casiopea alardeaba de la belleza de su hija, atreviéndose a compararla con las Nereidas, hijas de Poseidón, el dios del Mar, quien a petición de sun indigandas hijas envió a las costas de Etiopía a Cetus, un horrible monstruo marino que exigió que Andrómeda le fuese entregada.
De este modo la joven fue atada a una roca y dejada a allí a la espera de que el mostruo se la llevase (en algunas versionhes desea hacerla su esposa mientras que en otras simplemente pretende devorarla). Sin embargo, Andrómeda fue descubierta por el héroe Perseo, quien volvía, montado en Pegaso, de acabar con la Gorgona Medusa, cuya cabeza, que llevaba como trofeo, utilizó para terminar con el mostruo (pues los ojos de la Medusa convertían en piedra a todo aquel que la mirase), convirtiéndolo en Coral, y casarse así con la bella Andrómeda.
Perseo y Pegaso fueron inmortalizados también en sendas constelaciones: Perseus y Pegasus.
Pegaso era el caballo alado nacido de la sangre de la Gorgona Medusa cuando Perseo le cortó la cebeza y que fue catasterizado (convertido en constelación) cuando Zeus envió un mosquito para que le picase, haciendo que se precipitase al vacío en medio de su vuelo, pues el arrogante héroe Belerofonte intentaba llegar al Olimpo montado a lomos del caballo alado.
El montruo Cetus también halló su lugar el el firmamento, en la contelación que lleva su mismo nombre, al igual que Cepheus, Cefeo, constelación que representa al legendario rey de Etiopía, esposo de Casiopea (Cassiopeia) y padre de Andrómeda.
Aries, el Carnero, otra de las contelaciones zodiacales, representaba para los antiguos griegos al famoso vellocino de oro, y de decía que su brillo era tan tenue porque el vellocino se quedó en la Cólquide.
Argos, la nave en la cual Jasón y los Argonautas partieron en busca del vellocino también fue inmortalizada en el firmamento en la constelación de Argo Navis, aunque actualmente, por su tamaño, no se la considera una sola constelación, sino que ha sido dividida en tres: Carina, Puppis y Vela (la quilla, la popa y la vela)
Corvus, el Cuervo, es como anteriormente se explicó, el cuervo enviado por Apolo a buscar agua.
El cuervo tardó en volver porque estuvo esperando a que madurara un higo cerca del manantial. Trajo la copa (Crater) y una serpiente de agua entre sus garras y dijo a Apolo que se había retrasado porque la serpiente le había atacado. Apolo, sabiendo que el cuervo mentía, puso a los tres en el cielo: condenó al cuervo a estar sediento siempre, pues aunque la copa (la constelación Crater) está cerca, la serpiente (Hydra) no le permite beber.
Bootes, el Pastor o el Boyero, representaba según algunas leyendas a Filomeleo, hijo de Deméter y Yasonte, y primer agricultor del mundo.
Según otras versiones es Arcade, hijo de Calixto y Zeus y nieto de Licaón, quien se lo sirvió en un banquete al propio Zeus, quien recompuso su cuerpo y lo convirtió en constelación.
A su vez Licaón fue convertido en lobo como castigo y posteriormente convertido en la constelación de Lupus, el Lobo. Aunque esta última constelación era para los romanos una representación, según algunas versiones, de la loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad de Roma.
Virgo, la Virgen, constelación zodiacal, representaba a Diké, hija de Temis y Zeus y diosa de la justicia. Había nacido mortal y fue puesta en la tierra para administrar orden y justicia. Vivió con los mortales durante la Edad de Oro y la Edad de Plata, pero cuando nació la Raza de Bronce, a la que detestaba, dejó la tierra y subió al cielo.
Corona Borealis, la Corona Boreal, representaba para los antiguos griegos, la corona de Ariadna ("la más pura", quien en un principio fue una diosa de la fertilidad cretense y posteriormente apareció en la mitología como hija de Minos, rey de Creta, y Pasífae, quienes conquistaron Atenas. Los atenienses debían enviarles cada año siete hombres jóvenes y siete doncellas cada para alimentar al Minotauro, un ser mitad toro, mitad hombre que se alimentaba de carne humana y al cual Minos tenía encerrado en un laberinto construído por Dédalo.
En una ocasión, Teseo, hijo del rey de Atenas, Egeo (en otras versiones es hijo del mismísmo Poseidón, dios de los océanos) se ofreció como voluntario para el sacrificio anual, con la intención de liberar a su pueblo de tan cruel tributo.
Otra versión dice que era el propio Minos quien elegía a los jóvenes que servirían de alimento al Minotauro, y, enterado del aprecio que sentía Egeo por Teseo, quiso que él fuera parte del sacrificio.
Sin embargo Ariadna se enamoró de Teseo a primera vista y lo ayudó entregándole una espada mágica y un ovillo de hilo para que pudiese encontrar el camino de salida del laberinto una vez hubiese dado muerte al minotauro.
En algunas versiones Ariadna y Teseo no están enamorados, sino que él promete sacarla de Creta.
Según Homero, tras matar al Minotauro Ariadna fue sacrificada por Atenea por haber rechazado a Dioniso. Según la versión más extendida (Hesíodo y posteriores), tras matar al minotauro y huir con Ariadna Teseo terminó abandonándola en la isla de Naxos, donde Dioniso la descubrió y se casó con ella. De su unión nacería Enopión, la personificación del vino.
La constelación de Serpens, "la Serpiente", que se divide en dos partes: Serpens Caput (representa la cabeza de la serpiente) y Serpens Cauda (representa la cola), era para los griegos la serpiente que tiene agarrada Ofiuco, el portador de la serpiente.
Antiguamente se consideraban a Serpens y Ofiuco parte de una misma constelación.
Ophiuchus (Ofiuco) es considerada hoy en día una constelación independiente. Ofiuco, más conocido por Asclepio, era el dios de la medicina, hijo de Apolo. Era tan hábil en su profesión que se decía que era capaz de resucir a los muertos. Por esta razón Hades, dios del inframundo, fua a quejarse a Zeus, y argumentando que Asclepio estaba violentando el orden natural del mundo, solicitó su muerte. Zeus se vio obligado a darle la razón y atender a su demanda, sin embargo inmortalizó a Asclepio en el firmamento, junto a la serpiente, símbolo de la vida renovada, que en algunas versiones era quien le había revelado los secretos de la medicina. De hecho, Asclepio es representado con el caduceo, un bastón sobre el que se enrollan dos serpientes.
El héroe más famoso de la mitología griega, Heracles, más conocido por su nombre romano: Hércules, también fue catasterizado en una constelación que lleva su nombre.
La constelación zodiacal de Libra, la Balanza, no era considerada como tal en la antiguedad, sino que se consideraba parte de Escorpio (formando su cola), más tarde pasó a ser considerada como la balanza que sostiene Astrea, diosa de la justicia, aunque también se la asociaba con el mito de Hades y Perséfone, el cual explica el origen de los cambios estacionales y la dualidad (luz-oscuridad, vida-muerte...)
La constelación de Delphinus inmortaliza al delfín que convenció a Anfítitre, una de las nereidas, para que se casara con Poseidón, dios del mar. En agradecimiento el dios colocó al animal en el firmamento.
La constelación de Aquila, el Águila, y la constelación de Aquarius (Acuario), estaban relacionadas para los griegos por el mito en el cual Zeus se convierte en águila para raptar al hermoso joven Ganimedes, quien se convierte en escanciador de los dioses.
Aunque según otras versiones la constelación de Aquarius estaría relacionada con uno de los doce trabajos de Heracles, en el cual el héroe tuvo que limpiar los establos del rey Augías, tarea para la cual desvió el curso de un rio.
También se asocia a Aquarius con el mito griego del diluvio universal.
En otras versiones Aquila es el Águila que devoraba cada día las entrañas de Prometeo. Éste fue castigado por los dioses por robarles el fuego para entregarlo a la humanidad, a permanecer atado a una roca y a que un águila le devorara todos los días el hígado (o las entrañas), el cual se volvía a regenerar por la noche para a la mañana siguiente dar comienzo de nuevo a su eterna tortura.
La constelación de Sagitta (no confundir con Sagitarius) representaba la flecha que Heracles disparó al águila que devoraba las entrañas de Prometeo para liberarlo.
Aunque Sagitta también se ha relacionado con las flechas que utilizó Heracles para matar a los pájaros del rio Estínfalo (los cuales tenían garras y picos de bronce), con la saeta que Apolo utilizó para matar a los Cíclopes, o con las flechas de Cupido.
La constelación zodiacal de Capricornius o Capricornio representaba a Amaltea, la cabra (mitad cabra y mitad pez en algunas versiones) que amamantó a Zeus, a la cual el dios colocó agradecido en el firmamento. Según algunos era una ninfa o una ninfa en forma de cabra. Cuando Rea lo escondió para que su padre, Cronos, no lo devorase como al resto de sus hermanos, Amaltea con su hija Adrastea lo criaron con miel y leche.
Algunas versiones cuentan que Amaltea tenía cuernos que derramaban néctar y ambrosía y cuando uno de ellos se le quebró, lo llenaron de frutos para ofrecerlo a Zeus. Es la famosa Cornucopia o Cuerno de Amaltea, símbolo de abundancia.
Piscis, otra constelación zodiacal, representaba para los romanos a Venus y Cupido (Afrodita y Eros) escapando del monstruo Tifón transformados en peces, aunque en su origen esta constelación representaba a una diosa siria mitad pez mitad mujer.
Sagitarius o Sagitario, la constelación zodiacal del Arquero, al cual se imaginaba como a un centauro (mitad hombre, mitad caballo) sosteniendo un arco, era la catasterización de Quirón, el famoso centauro maestro de Heracles y otros héroes como Jasón, Aquiles y Eneas.
Más tarde, Heracles le disparó accidentalmente una flecha envenenada con la sangre de la Hidra en el transcurso de una lucha con los centauros, que huían hacia la morada de Quirón. Tras su muerte fue ascendido al cielo en forma de constelación.
La constelación Corona Australis representaba la corona de laurel que perteneció a Quirón y algunas veces es llamada Corona Sagittarii.
La constelación de Centaurus se asocia también al centauro Quirón, quien nació de la unión entre Cronos y la ninfa Filiria, quien se había transformado en yegua intentando huir de su acoso.
La constelación de Eridanus se asociaba con dos mitos griegos. A veces se consideraba a Eridanus como un río que fluía con las aguas derramadas por Acuario; en esos casos Aquarius miraba a Eridanus (lo que requería cambiar de ángulo y conexión de las estrellas de Acuario para que sus aguas fluyeran hacia Eridanus)
Eridanus se relacionaba también y especialmente con el mito de Faetón, hijo de Helios, el dios del sol, quien tomó el carro de su padre y perdió el control de éste (como resultado, cuando el carro se acercó mucho a la tierra, creo desiertos y quemó la piel de algunos humanos lo que explicaba la piel oscura de los etíopes). Viendo el peligro Zeus intervino derribando a Faetón con su rayo. La constelación Eridanus fue considerada originalmente como parte del camino atravesado por Faetón y más tarde como el río del inframundo en que cayó.
La constelación de Equuleus, el Caballo, se asociaba con el potro Celaris, hermano del caballo alado Pegaso, el cual fue regalado a Cástor por Hermes (Mercurio).
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